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Ciudad de Vascos es espectacular. Este mes he tenido la suerte de pasar allí dos mañanas y confirmar el enorme valor de este yacimiento que está más desatendido de lo que me gustaría. Dos mañanas bien distintas, la primera junto a Rafa del proyecto Madrid Árabe cuando nos hizo un día infernal de niebla y de frío, y la segunda junto a un grupo de clientes maravillosos, con una curiosidad insaciable por el patrimonio histórico y natural. El primer día nos hizo una mañana infernal de niebla y de frío, pero el segundo ganamos luz y mejor temperatura, lo que unido al hecho de que llevábamos en el grupo a Cristina Rocha, una increíble fotógrafa profesional, casi que me ha obligado a contaros una historia de este yacimiento y dejaros algunas fotos para que os acerquéis a conocerlo.

Nunca he excavado en Ciudad de Vascos y no puedo estar más lejos de ser especialista en arqueología, así que no os voy a contar nada que no podáis encontrar en los innumerables publicaciones de los arqueólogos que desde 1975 llevan excavando allí. En la web del proyecto tenéis todos los resultados obtenidos y publicados.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Vista del río Huso desde la alcazaba de Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

De Basak a Vascos: el valor de lo amazigh y muladí en la historia de Alándalus

Los orígenes de Vascos siguen sin estar del todo claros. Todo apunto a un asentamiento protohistórico del que no se sabe nada, con continuidad durante siglos y con numerosos materiales de época romana que han aparecido en las excavaciones. Fuese lo que fuese, la realidad es que lo que vemos es el resultado de una profunda transformación que se dio a partir del siglo VIII, en los primerísimos momentos de Alándalus, cuando la ciudad actual con su primigenia alcazaba comenzó a tomar forma. Y todo apunta a que este origen suyo es excepcional, pues era a la vez una fundación amazigh o bereber, que frente al resto de asentamientos de estos grupos norteafricanos -por lo general rebeldes al poder de Córdoba-, se mantuvo siempre fiel y vinculada al centralismo de los Omeya en la nueva capital, Córdoba.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Alcazaba y medina de la Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Con la expansión del islam se produjo un proceso paulatino de islamización de los territorios conquistados, esto es, un proceso de aculturación de las poblaciones conquistadas. Hablamos sin complejos de “romanización” para referirnos al proceso por el que las poblaciones conquistadas por Roma terminaban aceptando su sistema económico y jurídico o su lengua, pero no necesariamente su sistema de creencias; muchos judíos, por ejemplo, se romanizaron cuando Roma expandió su poder por el Mediterráneo y fueron desterrados por Tito del reino de Judea (así llegaron a Sefarad, como ciudadanos romanos), pero mantuvieron la religión propia. Del mismo modo, el proceso de islamización siglos después repetiría el mismo patrón, y las poblaciones por las que se expandió el islam terminarían aceptando esa nueva realidad aunque no necesariamente de forma plena ni idéntica unas de otras. La religión del poder en dar al-Islam era el islam, y las religiones y manifestaciones culturales que englobaba, de la actual India a Portugal y el norte de África, eran infinitas y no necesariamente musulmanas.

Ciudad de Vascos

Río Huso desde la alcazaba (Cristina Rocha)

El proceso de islamización afectó a la vez a las poblaciones amazigh del actual Magreb y de la Península Ibérica. Todas abrazaron la nueva realidad jurídica, económica y política, pero muchas de ellas mantuvieron sus creencias, aunque ciertamente la mayor parte de la población terminó convirtiéndose al islam por motivos que irían de la fe sincera al pragmatismo más comprensible. El caso de los musta’arabim o mozárabes hispanos, cristianos (y judíos, aunque no los englobemos en esa categoría) que compartían cultura y formas políticas con el resto de andalusíes, sería el mejor ejemplo. Por eso es problemática la confusión que arrastramos en relación a la historia de Alándalus, en la que términos como musulmán, islámico y árabe se mezclan para definir realidades que son distintas.Y por eso es un error hablar de ciudades y enclaves árabes como Vascos, como indica la propia señal que da acceso al yacimiento, porque la inmensa parte de la población andalusí no era árabe, ni probablemente hablase tampoco el árabe sino diversos dialectos más o menos latinos, amazigh o árabes.

Pero sólo unos dieron el salto de u territorio a otro acompañando a Tariq ibn Ziyad, que con un destacamento de miles de amazigh derrocó a los otrora bien armados y organizados visigodos y puso fin al Reino de Toledo. Estos amazigh, desde los primeros años de gestación de Alándalus, aceptaron de formas diversas esa islamización expansiva, y -con muchas diferencias y variantes- comenzaron a establecerse en asentamientos hispanos abandonados y a fundar otros nuevos. Especialmente en la zona de las fronteras o marcas, donde el poder andalusí y el de los reinos de León y de Asturias estuvo en permanente tensión entre los siglos VIII y IX, muchos de estos clanes amazigh crearon lo que Jacinto Bosch llamó “micro-áreas culturales” manteniendo en ellas “sus esencias culturales norteafricanas, sus hábitos, costumbres e incluso su lengua”.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Como todos los pueblos, Alándalus tiene varias historias oficiales, con pliegues y márgenes en los que se quedan realidades incómodas. El componente amazigh es una de esas realidades que no fue nunca tenida en cuenta por los conquistadores árabes (que presumieron de ser los únicos y verdaderos protagonistas, y así lo narran sus fuentes) pero tampoco por los cronistas e historiadores españoles que hasta hace no tanto despachaban esta historia con un “todos moros” que no explicaba la riqueza y complejidad de la sociedad andalusí. La realidad es que la mayor parte del contingente de soldados que cruzó con Tariq al comienzo y que siguió haciéndolo en los siglos siguientes (como ya sabemos que lo hacía anteriormente) era amazigh y no árabe, era norteafricano y vecino del otro lado del Estrecho. El mestizaje entre poblaciones amazigh y muladíes (los cientos de miles de hispanogodos que abandonaron el islam para convertirse al cristianismo y que fueron la mayoría étnica de Alándalus) comenzaría a darse desde entonces.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

El historiador Ibn Jaldún cuenta que la mayoría de ellos procedían de distintos grupos amazigh norteafricanos que se resistieron a la romanización, a la bizantinización y en gran parte lo harían a la islamización, manteniendo muchas veces sus creencias paganas. La mayor parte de ellos pertenecía a los grandes tribus de los Zanada y Masmuda, y en menor medida, los Miknasa, Madyuna, Hawwara, Gumara y los Nafza.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Barrio junto a la Puerta oeste de la Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Ciudad de Vascos

Barrio junto a la Puerta oeste de la Ciudad de Vascos

Ciudad de Vascos

Muralla junto a la Puerta Oeste de la Ciudad de Vascos

Estos últimos, los Nafza, serían quienes se asentarían en lo que hoy es Ciudad de Vascos, y que aparecería -aún con ciertos debates- en las fuentes contemporáneas como Nafza, Basak y finalmente, en fuentes castellanos, como Vascos. A diferencia de tantos otros grupos amazigh, los Nafta siempre fueron fieles al nuevo poder y a la nueva capital de Alándalus tras la caída de Toledo, la Córdoba Omeya. No en vano, desde allí gobernaba el primer emir y fundador de la gran mezquita cordobesa, Abderramán I, ejemplo del mestizaje andalusí, de padre sirio y madre amazigh, también de este grupo de los nafza.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Medina de la Ciudad de Vascos desde la alcazaba (Cristina Rocha)

Desde entonces, Vascos fue siempre un asentamiento vinculado al poder cordobés, a pesar de la cercanía a la principal rival política de Córdoba, la ciudad de Toledo, controlada por muladíes en un primer momento pero poco a poco integrada en un amplio sistema de clanes también amazigh que se extendería por todo el norte del valle del Tajo y la Marca Media.

Ciudad de Vascos: una medina andalusí congelada en el tiempo.

Aunque hoy apenas sobreviven los restos más monumentales (defensivos y militares) de la alcazaba, la muralla que la rodea y lienzos de la muralla de todo el asentamiento, tenemos que imaginar la grandeza de Vascos en el entorno en el que se encuentra. Varias mezquitas, baños y hammams, tenerías, calles transversales, silos, aljibes, portillos y puertas de acceso monumentales. Y una enorme alcazaba sobre el río Huso, un afluente del Tajo. Un enorme espacio que llegó a albergar hasta a 3000 personas, con una extensión de ocho hectáreas y que competiría en tamaño con otras fundaciones contemporáneas como la pequeña Mayrit, que con el paso de los siglos se convertiría en el actual Madrid.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Mezquita en el interior de la alcazaba de Ciudad de Vascos

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Mihrab de la mezquita interior de la alcazaba de Ciudad de Vascos

 

Parece claro que su función y sentido en ese emplazamiento era defensiva, controlando el entorno y el gran vado del río que permite cruzarlo con más facilidad por aquí que en otras zonas. Un control dirigido a la vigilancia de las calzadas romanas que cruzaban de Mérida a Toledo pero también de Córdoba a Zamora, paso de los ganados y rebaños trashumantes, etc. Lo fue antes, durante y después de Vascos. El control de un punto estratégico pero también de una zona rica en metales que se extraían de minas cercanas y se procesaban aquí. De ahí la imponente alcazaba, pues este era el centro de residencia del poder central califal, de un gobernador designado desde Córdoba que residía aquí junto a sus tropas.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Acceso a la alcazaba de Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Ciudad de Vascos formaba parte de la Marca Media, pertenecía al distrito de Talavera, y a su alrededor deberían encontrarse tantas otras atalayas, torres y pequeñas fortalezas hoy desaparecidas o tan rehabitadas que han perdido su apariencia original, como Alcolea o Azután. Y esa es la grandeza de Vascos, que se ha conservado paralizada y encapsulada en el tiempo.

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Interior de la alcazaba de Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Interior de la alcazaba de Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Tras la conquista de Alfonso VI de la taifa de Toledo, la ciudad de Vascos dejó de tener el sentido estratégico que tenía como lugar de control de los vados del río y el paso de los caminos. Y automáticamente se despobló. Todo apunta a que apenas unas décadas después, fue abandonada, olvidada y apenas desmontada a pesar de la potencia de sus materiales constructivos. Su ubicación es demasiado hostil como para acarrerar todos esos sillares, y eso ha permitido que haya llegado hasta nuestros días en el estado que hoy vemos, algo verdaderamente espectacular desde que uno comienza a recorrer el camino de 5 kilómetros que lleva desde la carretera hasta el acceso por la parte sur de la muralla y la Puerta Oeste. Una medina fosilizada y aún sin excavar gran parte de ella y de sus varios cementerios extramuros al lado del camino de acceso actual.

Ciudad de Vascos

Arrabal fuera del muro oeste de la Ciudad de Vascos

Ciudad de Vascos

Hammam o baños extramuros de la Ciudad de Vascos

Cómo visitar Ciudad de Vascos

La situación actual de la Ciudad de Vascos es complicada. Se encuentra en una finca que es propiedad privada y que facilita enormemente el acceso, aunque el proyecto que en tiempos existió de acceder a través del río Huso en barco está completamente parado, a pesar de la inversión que se hizo. Cuando estéis en lo alto de la alcazaba veréis el embarcadero y la pasarela recién construidos y novísimos, pero abandonados. El barco que iba a servir de transporte, está actualmente subastándose y no encuentra comprador. Una situación terrible, como tantos otros proyectos fallidos de distintas administraciones españolas.

Ciudad de Vascos

Puerta Noroeste monumental de la Ciudad de Vascos

Ciudad de Vascos

Interior de la puerta Noroeste monumental de la Ciudad de Vascos

 

Este fin de semana es el último visitable, y no será hasta el 16 de mayo cuando pueda volver a accederse, porque en estos meses -dicen que- es cuando anidan algunas rapaces que abundan en la zona. Desde esa fecha hasta el último fin de semana de enero, Ciudad de Vascos es accesible y visitable.

Ciudad de Vascos

Pasarela y embarcadero inutilizado de la Ciudad de Vascos (Cristina Rocha)

Para acceder lo mejor es llegar a Puente del Arzobispo (pueblo ceramista y también, para quienes sigáis el blog o alguno de mis tours, el lugar en el que perdemos la pista a Eleno de Céspedes tras ser condenada y desterrada por la Inquisición) y de ahí seguir por la carretera que lleva a Navalmoralejo. Justo antes del cruce con este pueblo, sale el desvío del camino que os llevará a la Ciudad de Vascos. Por ese camino tenéis que cruzar tres fincas distintas, siendo la última de ellas, “Las Cucañas”, el lugar en el que se encuentra el yacimiento.

Desafortunadamente ni los caminos ni las infraestructuras hacen amigable la visita. Tendréis que ir en todoterreno o en algún vehículo alto, porque el camino está enormemente descuidado. Y además allí no hay un sólo cartel, ni mapa, ni papelera ni por supuesto establecimiento de nada, así que tendréis que ir con todo lo necesario y tener especial cuidado con no dejar residuos. Y más cuidado aún con no pisar las partes ya excavadas, porque tampoco están protegidas, lo que ha hecho que algunas partes de muros se desprendan y que otras sean constantemente removidas por jabalíes, como las de la necrópolis.

Ojalá pronto Ciudad de Vascos vuelva a merecer la atención de la Diputación de Toledo y pueda ser conocido de mejor manera, que una ciudad así con mil años de historia a sus espaldas, merecería más cuidados e inversión que la que hoy tiene. De momento, os podéis hacer una idea con estas fotos de Cristina Rocha.

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