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Empieza FITUR y os quería recomendar una escapada preciosa ahora que viene primavera sin tardar, por las fronteras que durante siglos separaron Castilla y Alándalus. De las tres marcas o fronteras que existieron en el territorio peninsular, la Marca Media fue la principal, la que protegía las principales ciudades andalusíes de Toledo a Córdoba. Decenas de asentamientos, centenares de atalayas muchas veces no conservadas y manifestaciones de la vida diaria, industrial, cotidiana que aún se conservan en un pequeño sector que pude recorrer hace un mes y os recomiendo: el Valle Alto del Henares y los restos de los castillos, salinas y pueblos que formaron parte de la más importante frontera medieval. 

 

Alándalus, el 711 y cambiarlo todo para que no cambie nada

Alándalus tomó forma tras décadas de expansión y asentamiento, luchas por el control del territorio y afianzamiento de los primeros emires Omeya a lo largo de ese siglo VIII. También entonces comenzaron a reforzarse las grandes ciudades y a controlar las zonas más fértiles, especialmente en los valles de los principales ríos (Guadiana, Tajo, Ebro, Guadalquivir) y en la mitad sur peninsular y en Levante. Destacados nobles visigodos como el murciano Teodomiro colaboraron con ello para mantener sus privilegios, convirtiéndose al islam y pactando unas buenas condiciones. El viejo reino visigodo que finalizó en el siglo VIII era ya un recuerdo al siglo siguiente, y su capital, Toledo, ahora convertida en Tulaytula, una ciudad de segunda frente a la nueva capital política y económica, Córdoba. Los pocos contingentes árabes que llegaron en ese primer siglo a la península se asentaron en el sur, mientras que el norte pasó a ser habitado por poblaciones muladíes (los musulmanes descendientes de antiguos cristianos visigodos, convertidos ahora al islam) y amazigh, los mal llamados “bereberes”, que fundaron una enorme red de asentamientos que dieron vida nueva al territorio que hoy llamamos Castilla y Aragón.

Frontera Marca Media Al Andalus

Toledo desde el Puente de Alcántar, con los restos de la muralla del siglo X

Toledo y Córdoba protagonizarían durante esos primeros doscientos años de historia de Alándalus un enfrentamiento constante que dejó un goteo constante de noticias en crónicas e historias contemporáneas, como la de Ishaq ibn Maslama, que narraba que los toledanos “se sublevaban constantemente y había allí sucesos de tiempo en tiempo, lo que les venía de naturaleza por su misma alimentación, pues su tierra y complexión son las peores: por eso no cesan de levantarse contra los reyes y frustrar a los más poderosos y astutos que la procuran”.

Hasta que a comienzos del siglo X Abderramán III pacificó de forma definitiva todos los frentes de guerra, de rivalidad política y de disidencias internas. Tras su autoproclamación como califa en el año 929 Alándalus pasó a convertirse en un remanso de paz interno y un imbatible enemigo externo para los cristianos del norte. A través de ataques específicos y concretos, unas veces militares, otras veces basados en asedios y otras veces arrasando cosechas y fuentes de abastecimiento, el todopoderoso califa convirtió Alándalus en una superpotencia a todos los niveles, y eso pasó por reforzar todas sus fronteras. El califa pelirrojo, de piel blanca y ojos azules, hijo y nieto de navarros, daba forma así por primera vez en la historia a algo que podíamos empezar a llamar España si no fuese por la negativa a aceptar un origen distinto al tradicionalmente asociado con reyes visigodos o castellanos, como cuenta José Álvarez Junco.

Frontera Marca Media Al Andalus

La Marca Media en gris rayado y los ribats del final de la frontera (FUENTE: Al-Andalus y la Historia)

Fue a partir de ahí cuando esta frontera que nos interesa se estabilizó y tomó la forma definitiva, esa que en gran parte aún hoy mantiene a pesar de los siglos de abandono en algunos de sus enclaves.

La Marca Media, la doble frontera por y para Tulaytula. 

Todo territorio en cualquier lugar del mundo queda definido por dos ámbitos distintos, cambiantes e indisociables: el interior y los límites. En Alándalus los distritos de interior o provincias se llamaban coras o kuwar, mientras que las fronteras se llamaban marcas o tugur. El recorrido que os propongo hoy es una pequeña parte de la cora de Guadalajara que formaba parte de la Marca Media o Al-Tagr al-Awsat, una doble frontera hacia el norte y hacia el sur. El peso fundamental de la defensa de Alándalus, del poder central, lo llevaba esta Marca Media, con capital en Toledo.

Servía de frontera al norte de las principales capitales andalusíes, y aunque Toledo respondía por todas como capital de la frontera, si esta caía, el peligro se extendería al sur del Tajo amenazando las capitales del Guadalquivir como Córdoba y Sevilla. De ahí que toda esta zona, desde la actual Extremadura a Aragón, se fortificasen sin escatimar en gastos. Y de ahí que también esta frontera contase con una retaguardia de fortificaciones y asentamientos más al sur como Santáver, Zorita de los Canes, Uclés, Huete o la propia Cuenca, fundaciones muchas de ellas por amazigh y muladíes musulmanes (la población mayoritaria de Alándalus, descendientes de cristianos visigodos que se convirtieron al islam) que comenzaron a tomar vida tras su nacimiento en Alándalus. Pero de esa zona os contaré otro día.

Frontera de la Marca Media Al Andalus

Uclés, en la segunda línea defensiva de la Marca Media

De hecho, es difícil entender la Marca Media sin el componente amazigh que fundó gran parte de los asentamientos existentes hasta hoy. Los Hawwara, los Miknasa, los Nafza o los Masmuda fueron varios de los grupos de origen norteafricano que pasaron a controlar esta zona. No tanto las zonas montañosas como los valles de los ríos afluentes del Tajo.

Siendo justo, habría que hablar de varias marcas medias y no sólo de una, pues los límites territoriales y temporales nunca fueron precisos ni constantes. Era una red de atalayas, hisn o castillos, ciudades de distinto tamaño que muchas veces formaban parte de dos líneas distintas. Desde las fortalezas de Espegel y Peraleda de San Román en Cáceres, la frontera se extendería por el primer sector de la actual Castilla-La Mancha cuya ciudad principal sería Talavera de la Reina. Ahí se encontraría la imponente ciudad de Vascos, de la que ya os hablé el año pasado. La línea defensiva seguiría hasta Toledo por el Tajo, cruzando la Sagra y la provincia de Madrid para seguir por la de Guadalajara y de ahí ir dejando un reguero de asentamientos de los que os hablaré. Una enorme extensión, en definitiva, que se extendía por los valles medio y alto del Tajo y del Guadiana entre las actuales provincias de Cáceres y la de Soria.   

Frontera de la Marca Media Al Andalus

Ciudad de Vascos.

Este viaje que os propongo recorre grosso modo algunos asentamientos alrededor del Valle del Salado y la zona del Alto Henares. Lejos de la imagen que aún se tiene a veces de “la pérdida y ruina de España” tras la expansión islámica, lo cierto es que toda esta zona ya había colapsado económicamente antes y se había vaciado. Con muchas excavaciones y publicaciones recientes como las de Martínez Lillo y trabajos como los de Herrera Casado se ha podido confirmar que parte de estos antiguos asentamientos procedentes de la Edad del Hierro se habían abandonado tras la época romana y no habían sido habitados ni vividos en época visigoda, hasta que volvieron a cobrar vida en Alándalus. Que hubo vida y no sólo guerra y que parte de esos pueblos le deben sus orígenes a estos asentamientos construidos por amazigh y muladíes alrededor de una primera atalaya o un castillejo.  

Jadraque

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Jadraque

Por todo el Río Dulce, que desemboca en el Henares, existieron atalayas “de retaguardia” tras la primera defensa del Henares. Serían las de Castejón del Henares, tradicionalmente identificado como el Castejón de las crónicas andalusíes y del Cantar del Mío Cid que autores como Herrera Casado cree que sería Jadraque y no este Castejón.

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Jadraque

Queda el castillo pero han desaparecido varias atalayas casi enteras en Castilblanco o Membrillera. Y queda uno de los itinerarios vinculados a uno de los personajes más fronterizos y liminales de la historia de esta tierra, El Cid. Su historia encierra a la perfección ese complejo siglo XI en el que las lealtades y las identidades personales cambiaban y se acomodaban constantemente más allá de la religión de cada cual.

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Jadraque

Su origen islámico apenas es apreciable ya después de la primera reforma, quizá iniciada tras la conquista de 1085 por el Cid, pero sobre todo ya en el siglo XV cuando los Mendoza controlaron toda la actual provincia de Guadalajara como parte de su señorío. Fue entonces cuando el Gran Cardenal don Pedro, hombre fuerte en los últimos reinados de la Edad Media española,  decidió adaptar la fortaleza medieval a un palacio renacentista de varias plantas. Y eso fue hasta el siglo XIX, cuando la crisis de esta y otras casas nobiliarias les llevó a vender parte de su patrimonio y este pasó a manos públicas, concretamente del Ayuntamiento de Jadraque.

Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Atienza

Las fuentes en árabe lo nombran indistintamente como hisn y otras como madinat o medina. Un hisn sería jerárquicamente uno de los primeros escalones en la jerarquía de elementos defensivos de una frontera, junto a las torres y atalayas. Una fortaleza de las decenas que jalonaban los valles de los ríos y centradas sólo en el control del territorio, con una guarnición militar pero también con refugio y algunas viviendas para gentes y ganados de los campos circundantes. Las medinas, en cambio, eran ya asentamientos mejor o peor amurallados, que podrían tener tamaños diferentes pero que de forma amplia podríamos llamar ciudades o pueblos.

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Atienza

Durante la configuración de este tramo de la marca a partir del siglo IX, Atienza sería la principal localización en el sistema defensivo de esta zona. Cualquiera que venga por aquí entenderá esa situación privilegiada, con una visibilidad enorme gracias a su posición que permite ver y ser vista desde la distancia. Al-Razi, el primer gran cronista andalusí, la nombra refiriéndose a su importante valor estratégico, tanto por su localización dentro de la frontera como en el camino que cruzaba el Sistema Central y llevaba a otros enclaves de enorme importancia como eran la aún hoy imponente fortaleza de Gormaz y Medinaceli, ya en Soria.

Frontera Marca Media Al Andalus

Murallas del recinto fortificado de Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Hueco en la muralla norte de Atienza

En la cúspide del cerro del actual pueblo de Atienza se conservan los restos del auténtico hisn, del castillo que dio origen al pueblo y cuyas partes más antiguas remiten a su origen andalusí aunque siglos después fuese reconstruido y finalmente abandonado. La fortificación original se compondría de un recinto principal, quizá sin torres, con un amplio espacio o albacar al norte de todo el conjunto en el que estaría su acceso. La Atienza original se encontraría aquí arriba, en el entorno de lo que hoy son la ermita y el cementerio, bajando hacia el actual pueblo; fue ahí donde apareció concentrado todo el material arqueológico que estudió Basilio Pavón hace décadas y que probaría el asentamiento andalusí en el recinto al menos desde el siglo IX.

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Atienza

Bajo el castillo, el precioso pueblo de Atienza, que a pesar del sol y de ser durante las vacaciones cuando lo visitamos, da una sensación desoladora. Casas con blasones, atencinos ilustres como el comunero Juan Bravo, palacetes, murallas e iglesias monumentales cerradas a cal y canto, sin apenas nadie. La España que han vaciado cobra pleno sentido en estos pueblos.

Frontera Marca Media Al Andalus

Casa del comunero Juan Bravo en Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Casa del comunero Juan Bravo en Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Atienza

Frontera Marca Media Al Andalus

Atienza desde el castillo

 

Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Las carreteras comarcales hoy están vacías, más aún en fin de semana, produciendo una sensación agridulce: se disfruta como viajero pero preocupa como paisano porque evidencia una despoblación que parece imparable. Siguiendo por la CM-101 y la CM-110 se llega apenas unos minutos después a las espectaculares salinas de Imón, una absoluta rareza a la vez que un bien patrimonial incalculable. Están abandonadas, pobremente valladas en su acceso a la carretera y aún así bastante bien conservadas.

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Comer, comerciar, descansar, festejar, reír o llorar son realidades que malamente podemos documentar en la historia antigua y medieval. El espacio en los libros de historia, hasta hace no tanto, se lo llevaban casi entero reyes, guerras, batallas, tratados, conquistas y reconquistas, y se nos escapaba el menudeo de la historia, el día a día. Por eso las Salinas de Imón valen oro y es una pena que no se protejan de forma más consciente, porque son la muestra de una industria y de unos sectores económicos que se han mantenido activos durante mil años, hasta hace prácticamente nada, aunque a la vista sobrecojan menos que un castillo o una catedral.

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Con seguridad podemos fechar su origen en el siglo X, pero quizá ya funcionaban anteriormente. La sal que hoy reducimos a un aspecto alimenticio era también entonces un valor comercial y económico y su comercio servía de enriquecimiento a quienes la obtenían y tenían cerca. Desde entonces, con origen andalusí y explotación castellana posterior, han estado funcionando sin grandes cambios en los mecanismos de extracción, aunque sí en la estructura de sus espacios.

Frontera Marca Media Al Andalus

Sal pura en las Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Lo que vemos hoy es mayoritariamente una construcción renovada en el siglo XVIII y se pueden apreciar, aunque amenazando ruina, los almacenes pegados a la carretera que entonces eran la parte central de la salina, y todos los pequeños estanques y calentadores para acumular agua y desecarla, así como las norias que comunican los canales de piedra que ejercen de desagües entre los estanques. Desafortunadamente las norias históricas, al ser de madera, se echaron a perder rápidamente y sólo quedan piezas de madera repartidas por el suelo.

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Frontera Marca Media Al Andalus

Salinas de Imón

Riba de Santiuste

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Riba de Santiuste

Frontera Marca Media Al Andalus

Riba de Santiuste

Más carreteras comarcales, infinitas en sus trazados, sin curvas ni coches. A unos minutos de desvío camino de Sigüenza está el Castillo que no nos dio tiempo a visitar por dentro, como tampoco el yacimiento que se encuentra rodeándolo y que explica la continuidad de este enclave más allá de su conquista en 1059, por Fernando I, junto a otros enclaves cercanos como Santamera y Huérmeces. Decenas de kilómetros a la redonda se ven desde aquí y la vista es espectacular, elevado sobre un peñasco

Frontera Marca Media Al Andalus

Riba de Santiuste

Y en un lugar estratégico y panorámico. El castillo fue fundamental en las guerras que Abderramán III y los reyes leoneses llevaron a cabo hasta la imposición definitiva del califa cordobés como todopoderoso soberano peninsular. Es probable que ya entonces sufriese destrozos y comenzase a ser reconstruido, de ahí que conserve varios estadios distintos de origen andalusí. Pero casi todo lo que vemos es ya posterior. El castillo pasó a manos de los reyes castellanos tras la conquista, posteriormente a manos de la nueva diócesis de Sigüenza y sus obispos hasta dejar de prestar uso militar en la Edad Moderna.

Frontera Marca Media Al Andalus

Riba de Santiuste

Sigüenza

Frontera Marca Media Al Andalus

Castillo de Sigüenza

Riba de Santiuste es hoy una pedanía de Sigüenza. La despoblación de la zona asusta cuando se pasa por las calles de estos pueblos, por eso llegar a Sigüenza, cabeza de la comarca y núcleo principal en el camino a Soria, reconforta y a la vez desanima. Cuesta imaginar cómo dar respuesta a la huida constante de gente de lo que entonces fueron pueblos principales de Castilla.

Frontera Marca Media Al Andalus

Catedral de Sigüenza

Frontera Marca Media Al Andalus

Acceso a la judería de Sigüenza

Sigüenza y sus alrededores son un espectáculo de vegas fértiles, pero también de caminos milenarios. Siempre sirvió como enlace y cruce de caminos que conectaban Zaragoza con Mérida y Toledo y las ciudades romanas del sur, como cita en el siglo X el geógrafo Ibn Hawqal trazando estos itinerarios. Su castillo tuvo orígenes andalusíes aunque hoy parezca una ensoñación historicista, sin duda para darle el uso de Parador que hoy tiene. Fue una ciudad principal de la Marca Media aunque no se vea aquí, que para suerte suya nunca ha dejado de crecer y tener vida, sino en los alrededores, con enclaves como el palacete de Pelegrina que sirvió a los obispos de Sigüenza como residencia de verano y tiene un claro origen andalusí, y torres vigía menores como las de Torrevaldealmendras, la Torrecilla en el pueblo de Palazuelos, y la torre de Señigo, que sobreviven en mejor o peor estado.

Frontera Marca Media Al Andalus

Calles de la judería de Sigüenza

Frontera Marca Media Al Andalus

Calle de la judería de Sigüenza

En Sigüenza se da un ejemplo claro de lo que el turismo ha dado forma en las últimas décadas, acomodando la historia a unos intereses económicos que no siempre coinciden con la historia y sí con cómo nos percibimos desde el presente y qué momentos del pasado nos resultan más aceptables y, por tanto, turistificables. Profundo error. Por decenas y decenas de ciudades y pueblos se están recuperando (o inventando) barrios judíos completamente descontextualizados, alejados de sus orígenes andalusíes y presentados mediante ese mito de “las tres culturas”, como si las comunidades judías o cristianas mozárabes (arabizadas) no fuesen parte de la cultura andalusí. En Atienza, sin ir más lejos, Google Maps señala ya los restos de la “muralla de la judería” mientras que en el propio pueblo no hay señal alguna. De momento.

Frontera Marca Media Al Andalus

Supuesta muralla de la judería de Atienza

Un error que parte de la acomodación del pasado a planteamientos identitarios y políticos presentes, que ha hecho aflorar barrios judíos donde nunca hubo y sinagogas que nunca existieron, aunque se empeñen concejales y concejalas de turismo y arqueólogos locales. Desgajar Sefarad de Alándalus es un error profundo, porque puede que no podamos fechar cuándo empiezan, pero sí cuando acaban: ambas de un porrazo en 1492 con la conquista de Granada y la prohibición del judaísmo y del islam. O las entendemos en conjunto o incluso una (Sefarad) como un capítulo fundamental de la otra (Alándalus), o seguiremos mirando con gafas mal graduadas al pasado. Algunos libros académicos recientes llevan tiempo advirtiendo de esa distorsión de la historia, muchas veces impulsada por algunas administraciones locales y regionales e iniciativas privadas. 

 

Frontera Marca Media Al Andalus

Judería de Sigüenza

Frontera Marca Media Al Andalus

¿Una Sefarad Inventada?

 

Más allá de esto, disfrutad de esta tierra y estos lugares, y si vais a FITUR estos días aprovechad para que se os informe de ellos en el stand de Castilla-La Mancha, donde podéis obtener la información de los itinerarios que diseñé y presentamos para recorrer el Patrimonio Andalusí de la región.

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